La respuesta es sí, y de ellos se obtienen beneficios verdes.
Socially Responsible Investing (SRI) se trata de una inversión que no sólo toma en cuenta la rentabilidad que se pueda obtener, sino que valora el impacto social y/o medioambiental que la misma pueda acarrear, con el fin de evitar sus efectos perniciosos.
Los fondos de inversión asociados a las SRI deben tener en cuenta tres factores: los medioambientales, los sociales y los de gobierno corporativo o buen gobierno. Por eso se dice que siguen el criterio ESG (es decir Environmental, Social and Governance, en inglés) y se denominan fondos responsables. Pueden repartir beneficios que oscilan entre el 3 y el 10% anual, al tiempo contribuyen de manera activa a la luchar por un futuro mejor.
Es un mercado en expansión: la inversión en energías verdes que tiene un importante retorno, las edificaciones ecológicas que en Europa pasarán pasarán a ser una obligación en 2021, la producción de productos alternativos y no contaminantes (que eliminen plásticos de un solo uso, textiles y miles de elementos más), son la punta del iceberg de estos nuevos mercados